La inversión pública en educación debe aumentar considerablemente si se pretende abastecer la creciente demanda de matriculación así como hacer frente a la crisis económica mundial«». Choca esta declaración de la Internacional de la Educación organización que representa a más de 30 millones de docentes y trabajadores de la educación en 172 países, con los recortes que venimos sufriendo los docentes de la red pública, iniciados por gobiernos socialistas y agudizados en los últimos meses, en varias comunidades autónomas por gobiernos populares.
Si el nivel de educación sirve para medir la salud democrática de un país, en España tenemos un problema. Desde hace meses la cuestión de la educación estaba engordando en una espiral que hacia presagiar una explosión por uno u otro lado.
El presidente de la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (CEAPA), Jesús María Sánchez declaró que la solución sería que se mantuviesen las inversiones en políticas educativas y ha propuesto suprimir del horario lectivo la clase de Religión para ahorrar los costes de los salarios de los 15.000 profesores que imparten esta asignatura en España.
Ya en 2010 se hablaba de lo que actualmente está más que confirmado:
La educación, amenazada por la crisis
La UNESCO alerta en su informe sobre educación mundial de que la desaceleración económica y el aumento de la pobreza podrían frenar los progresos logrados en la última década en esta materia. Destacan también que la educación básica es un asunto primordial, ya que supone la raíz para lograr las mejoras a niveles superiores. Se aconseja también que los gobiernos redistribuyan más equitativamente el gasto público, teniendo en cuenta al sector educativo.
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